Los sin nombre
“Es una tarea mucho más ardua honrar la memoria de las personas sin nombre que la de las personas célebres. La construcción histórica está consagrada a la memoria de aquellos que no tienen nombre”.
[Walter Benjamin]
Presentación de Nicola Savarese
Port-Bou es una pequeña ciudad española fronteriza con Francia a donde el filósofo alemán Walter Benjamin, perseguido por la Gestapo, huyó escapando de la invasión nazi en Francia.
La noche del 25 al 26 de septiembre de 1940, temiendo no poder embarcar hacia Estados Unidos y reunirse con sus amigos ya exiliados, Benjamin se suicidó a los cuarenta y ocho años tomando una gran dosis de morfina.
Como judío y como suicida, Benjamin no está enterrado en el hermoso cementerio de Port-Bou que domina las olas. Pero a unos cincuenta metros de ese lugar encontramos una extraña pendiente que desciende hacia el mar, un túnel sostenido por losas de hierro corroídas por el óxido y la sal, con escalones también de hierro, que descienden hasta el agua azul.
Es un monumento del escultor israelí Dani Keverian dedicado al filósofo alemán, que recuerda uno de los pasajes parisinos celebrados por Benjamin, más que un descenso a los abismos.
Cuando se desciende la escalera nos encontramos de repente con nuestra propia imagen reflejada en una placa de cristal que nos permite ver el mar y en la que está grabada esta inscripción en letras mayúsculas en alemán, español, francés e inglés:
“Es una tarea mucho más ardua honrar la memoria de las personas sin nombre que la de las personas célebres. La construcción histórica está consagrada a la memoria de aquellos que no tienen nombre”. [Walter Benjamin]
Esta historia fue relatada por Eugenio Barba en la revista italiana Teatro e Storia, para honrar la memoria de uno de sus fundadores, Fabrizio Cruciani, fallecido en 1992. Barba reconoció en él a un historiador que asumió la difícil tarea de recordar a los miles de artistas anónimos que han contribuido y contribuyen a la historia del teatro.
Las Conversaciones son conducidas por Julia Varley y Claudio La Camera con traducción simultánea en italiano, inglés y español. La participación es gratuita y limitada. Información e inscripción: fondazionebarbavarley @ gmail.com
La parte sumergida del iceberg
“Hoy el teatro no existe, existe una pluralidad de teatros diferentes, disímiles en cuanto a técnicas, propósitos y espectadores. Aparecen como una masa indistinta que parece ir a la deriva, un inmenso iceberg.
La parte superior del iceberg del teatro es conocida y sus actores, en la cima, son visibles y están presentes en los periódicos, en las redes sociales, en la televisión y en los libros de historia. La parte sumergida del iceberg – la parte más sobresaliente aunque invisible de su realidad material – está formada por teatros de los sin nombre.
Representan la mayoría de los espectáculos que se realizan en el planeta. Son refugios precarios de esperanza e intentos de belleza, guaridas provisorias de obstinación, rechazo e ira: gérmenes de cambio”.
[Eugenio Barba]
Brecht pensaba en los sin nombre
Escribe Brecht:A Tebas la de las siete puertas ¿quién la ha construido? En los libros están los nombres de los reyes. ¿Arrastraron los propios reyes esos bloques de piedra? Detrás de los nombres de reyes, Brecht estaba pensando en los ‘sin nombre’ que habían obedecido sus órdenes”.
[Franco Ruffini]
Un ejército de anónimos
“Muchas mujeres anónimas trabajan con el teatro en situaciones de marginación social, transformando el teatro en política con otros medios. La relación con los espectadores da sentido a lo que hacemos. Es una esperanza sin ilusión, pero nos da la fuerza para seguir adelante en medio de un ejército de sin nombre”.
[Julia Varley]